¡El karma de los penales ataca de nuevo!…

En el país de las vacas locas y los alfajores voladores, River Plate quedó más afuera que un paraguas en la Patagonia después de un día de viento Pampero. Mientras los hinchas se arrancaban los pelos, Marcelo Gallardo bajó del Olimpo para explicar en conferencia que su frustración es comparable a la de un niño que descubre que los Reyes Magos son sus tíos haciendo el papel, después de la eliminación ante Platense en la tanda de penales.

El mismísimo ‘Napoleón’ Gallardo, de quien se dice que puede enseñar a un pingüino a bailar tango, se encontró de golpe con la cruel realidad: el arco rival decidió hacer huelga y se convirtió en un muro defensivo nivel Buckingham Palace; y así, el Apertura se desvaneció como un asado en pleno domingo argentino. Ni las 23 bombas que facturaron en los últimos partidos lograron abrir ese candado. Hasta el VAR fue visto llorando en la esquina, desconsolado.

¡Ay, River querido! Ahora toca reponerse, como lo haría un gaucho al perder su mate. La Libertadores sigue siendo su lanza y el Monumental, su castillo. Todavía queda camino: “al mal paso, darle prisa” decía el saber popular, y de penales hablaremos cuando me baje de la montaña rusa, pensó Gallardo, mientras los hinchas esperan con ansias la próxima aventura en la riverplática de este fútbol que nos desvela noche tras noche.