El duelo de titanes juveniles que sacudió el mundo…

¡Se armó el desparramo más épico en el River Camp, señoras y señores! Como si fuera una competencia de quién tiene el corte de pelo más raro, River y Boca se lanzaron al ataque en el Superclásico de Reserva, y el Millonario se llevó el Grammy a la mejor orquesta futbolística con un 2-1 que dejó a los Xeneizes más aturdidos que un gato en una lavadora.

Al principio, Boca parecía llevarse la corona del boliche con su mejor jugada de samba, pero River, que es más testarudo que una mula enojada, se rehízo y tomó el control con la precisión de un cirujano construyendo un castillo de naipes. A los 18 minutos, Santiago Lencina lanzó un pase desde el medio campo que fue más potente que un petardo en Nochebuena, habilitando a Bautista Dadín para el 1-0. Y la tribuna explotó como goce y alegría.

El segundo tiempo fue una fiesta de desaciertos para Boca, con más pelotazos perdidos que pelotas en los pinos de una bolera. River aprovechó y selló el 2-0 a través de Joaquín Freitas. Leonel Flores decoró el marcador para Boca, pero ya era muy tarde y el Millonario celebró como si hubieran encontrado un pozo de yerba mate bajo el arco del triunfo.