Portillo y Galarza, listos para cruzar el charco…
¡Se viene un cambio que ni el clima puede predecir! En Córdoba, el predicamento es más agitado que un grupo de perros persiguiendo su propia cola. Mientras el presidente Andrés Fassi declaraba que aguantarse a River es como pedirle a un niño que no toque el timbre al pasar por una casa, Talleres dio un paso al frente. Tal fue la sorpresa que en la lista de concentrados para el duelo contra San Lorenzo ni asomaron Juan Carlos Portillo y Matías Galarza Fonda. Quizás estaban buscando estacionamiento en Núñez, ¡quién sabe!
Los rumores corren más rápido que la pelota en los pies de Messi. Las próximas horas parecen de telenovela, con dos protagonistas exigentes: un defensor y un volante de selección paraguaya dispuestos a lanzarse a las Luces de Núñez. Marcelo Gallardo los espera con los brazos abiertos, abanicando dos zonas listas para mejorar un 20% en nivel y un 1000% en confianza. Y Carlos Tévez, desde el banco de Talleres, ya piensa en un futuro de fichas, pensando que no se recambian jugadores como si fueran estampitas.
Mientras Córdoba agarra la calculadora y River revisa el monedero como abuela sacando monedas para la feria, un sonoro e invisible ‘cha-ching’ resuena de fondo. La operación está a punto de ser tan extraordinaria como un gol olímpico sin portero. Se habla de hasta 10 millones de dólares, esos con tantos ceros que parecen pasteles listos para ser degustados. Portillo y Galarza Fonda, listos para agregar su juego al engranaje millonario de Nuñez, porque cuando River toca, nadie dice que no, ni siquiera San Pedro ante la puerta del cielo.