La llorata épica en el Monumental…

En el estadio Monumental, un templo donde los dioses del fútbol argentino residen, ocurrió una saga más épica que una novela turca. Un hombre, con más lágrimas que un cocodrilo en Disney, se dejó llevar por la emoción ante un gol de Mastantuono, el héroe del momento. Con el fervor digno de un tango, se abrazó a su hija como si fuera el trofeo más preciado. Al ver el cielo, su mirada parecía decir: “Gracias, antepasados futboleros por bendecirme con esta pasión!”. Algunos podrían pensar que era una escena sacada de una telenovela, pero fue tan real como el olor a choripán.

Este derroche de emoción llegó a las cuentas oficiales del club, ¡y explotaron! Memes y bromas inundaron el ciberespacio como un ataque de langostas malabaristas. “Te amo señor que llora más que el canal de las emociones”, “Estoy igualito, cada partido saludo al gran estadio celestial”, decían los comentarios de los fanáticos, emocionados cual maratón de películas emotivas.

Mientras todo esto pasaba, River y su hinchada transpiraban amor y melodrama. “River es amor, familia y un paquete de pañuelos al por mayor”, cantaban al son de un bandoneón imaginario. El fútbol prueba una vez más que no es solo cuestión de goles, es una aventura épica de lágrimas y abrazos interminables. Y, claro, alguna que otra remera empapada de pasión.