El presidente de Racing habla sobre Juanfer…

¡Atención, simpatizantes del CARP! El Monumental resuena con el nombre de Juanfer Quintero cada seis meses como un reloj suizo fuera de tiempo. Después de aquel zapatazo en el Bernabéu, que fue más festejado que cumpleaños de suegra suspendido, el hincha riverplatense no deja de soñar con su regreso. Como en toda novela romantico-futbolística, Racing juega el papel del tórrido romance del colombiano, con el presidente Diego Milito en el papel de celosa tía que teme perder su poseedor de magias redondas.

Mientras Quinterito resuelve si ponerle salsa o mayonesa a su futuro, Milito asegura: “Ni me duele ni me deja de doler”, como aquel profe de gimnasia que nos decía que correr es saludable, pero él con suerte trotaba. El caballero firmó un acuerdo de dedo meñique con el club de Avellaneda, prometiendo que la próxima vez que vea el rojo y blanco, sea en un semáforo y no en una camiseta. Pero los dioses de la pelota de cuero saben que Juanfer tiene más vueltas que un espiral de mosquitero rayado.

Por lo pronto, en América de Cali, están más trémulos que varita mágica en feria de ciencias; ya que entre deudas cometiendo ataques arteros a la cuenta de banco de Juanfer y un nuevo dueño por llegar, el colombiano se encuentra más perdido que perro sin olfato en chatarrería. ¡Ah, cómo huele a telenovela premium en la vida de Quintero, gente! Mientras tanto, el fútbol sigue siendo esa cancha donde la lógica deja los zapatos en la entrada y juega descalza a la sombra del arco. ¡La pelota sigue rodando!