River subió al Everest ecuatoriano y empató…

¡A Ricardo Fort le quedaba chico el lujo de semejante empate! En lo que parecía una pesadilla en 3D, River Plate resurgió desde las profundidades más oscuras de Quito para asustar al mismísimo Chucky. A los 2.850 metros de altura, donde el primer tiempo fue más difícil que contar billetes después de un robo de película, el equipo de Gallardo entró al vestuario para recordarnos que las remontadas son su especialidad, su canción de cuna, su cafe con leche con medialunas.

Justo cuando pensábamos que en Quito nacían los hobbits, el equipo entró al segundo tiempo con una energía digna de tomar mate cocido con bicarbonato. Seba Driussi y Giuliano Galoppo se disfrazaron de gladiadores del Coloso de Roma… bueno, del Monumental de Núñez. ¡Para sorpresa de las llamas andinas! Nos regalaron un empate como ese golazo de media cancha que le hiciste al vecino en la plaza, y así el Muñeco logró una proeza inédita en las tierras del Alpaca.

Ya sabíamos que Gallardo siempre tenía un as bajo la manga, pero esto fue una resurrección maradoniana. En 2019 hizo magia ante el Inter de Porto Alegre, y en 2015 ya había bailado tango en México frente a Tigres. Esta vez, el mago nos mostró que su libro de hechizos se sigue reeditando, trayéndose de Quito un punto que vale más que el oro que le falta a tu reloj pulsera.